domingo, 2 de febrero de 2014


¡Piloto, la profesión más maravillosa del universo!  

Genoveva Leipold De la Lanza es piloto aviador desde 1999.

Por Inés García Nieto


Genoveva Leipold, fotografía publicada en revista Fernanda
Es una de las casi 300 pilotos aviadoras mexicanas que vuelan aviones en una de las diferentes líneas aéreas con presencia en el país. 

Hace 14 años hizo su “primer vuelo en solo” en una pista de Guadalajara, y actualmente conduce aviones de pasajeros con destino a Canadá, Estados Unidos, Centro y  parte de Sudamérica, volando a 41 mil pies de altura.

Indica que estudió la carrera de medicina en la Universidad Autónoma de Guadalajara, su ciudad natal, meses después decidió hacer realidad su sueño: ser piloto aviador.

Tras afirmar que ella pensó conducir un avión a los cinco años de edad, cuando sus padres y sus abuelos maternos consentían que ella viajara sola de Estados Unidos a México y viceversa - tiempo en que el olor de la turbosina, del café y de las enormes máquinas de la cabina, la transportaban al mundo mágico de la aviación-, dice:

La mía es una profesión apasionante, ¡es la más maravillosa del universo!

Explica:

Me tiene todo el tiempo con la adrenalina activada porque como piloto tienes que pensar por adelantado, previendo posibles incidentes y posibles opciones de solución, pero definitivamente creo que la profesión de ama de casa es la más difícil en la vida.

Genoveva Leipold de la Lanza, quien estudió para piloto aviador privado en Guadalajara y posteriormente para piloto comercial en Monterrey, Nuevo León, narra a Mirada a Distancia la primera vez que hizo su “primer vuelo en solo”

¡Ahí nos vemos…échate tu solo!

Navegaba con mi instructor en mis prácticas hora-aire, y ya sentía confianza volando pues tocaba piso con la aeronave, ascendía, volaba y aterrizaba. De pronto el instructor me dijo. ¡Ahí nos vemos!

Cabina de control 

¡Échate tu solo. Das cuatro vueltas y nos vemos en la pista. Sentí unos nervios terribles. La sensación de estar yo sola en cabina fue tremenda pero de inmediato pensé que estaba a punto de hacer realidad mi sueño. Avancé por la pista, despegué y al verme en el aire la sensación de libertad me inundó. Es algo inexplicable. Di cinco vueltas a una altura de 1,500 pies y aterricé. Al salir mi instructor me gritó enojado.- ¡Te dije que solo cuatro vueltas! Yo estaba feliz. De momento vi que corrió hacia mí para rociarme aceite de avión y darme mi patada, porque esto es parte del ritual de iniciación.

Piloto aviador con rango de Primer Oficial en el Boeing 737 de Aeroméxico, Genoveva menciona que este ritual se sigue haciendo al final de cada nuevo adiestramiento y al finalizar la capacitación en turno, el instructor da la patada de la buena suerte.

A principios de 2014, Genoveva Leipold De la Lanza empezará su instrucción para conducir aviones más grandes, pues el próximo año su ruta de vuelo se extenderá a Europa y Asia.

 Genoveva Leipold durante la entrevista con MIRADA A DISTANCIA

De 1999 a la fecha ha conducido aviones norteamericanos Boeing y Fairchild Metro; suecos SAAB y el brasileño Embrier. Dice que las compañías líderes en la fabricación de aeronaves están en norteamericana y Francia.

Dentro de las materias teóricas que se estudian en la carrera de piloto aviador está Meteorología y la Control de Tránsito Aéreo entre otras más, y comenta que la práctica horas-vuelo da destreza al piloto para ascender, descender y virar la nave en coordinación precisa.
El protocolo de los vuelos.

Antes de subir al avión, el despachador de las diferentes líneas debe tener la ruta  autorizada para el vuelo.

La ruta es conocida por comandante y oficial, así como por el responsable de la torre de control. Ya en el aire, en el tablero de cabina, piloto y copiloto observan los aviones que transitan cercanos a ellos, su altitud y su dirección. 

En tanto, ambos pilotos monitorean estado de tiempo del lugar por donde transitan y del lugar de destino. Han de saber si hay turbulencias, lluvia u otro fenómeno meteorológico, y decidir qué hacer al respecto. 

En los trayectos en que ha atravesado el continente americano de norte a sur y viceversa, los ojos de la piloto han visto fenómenos naturales de belleza indescriptible: lluvia de estrellas, luces color tornasol adheridas a la cabina de la nave al cruzar una nube ionizada, y el rojo intenso de la lava proveniente del  Popocatepetl, coloreando la luna llena en la absoluta oscuridad de la noche.


Tras definir que la de piloto aviador es una carrera técnica muy especializada, muy cara, y que conducir un avión es su pasión, esta profesionista de pensamiento claro y profundo, invita a las jóvenes y a la mujer en general, a luchar por sus sueños, y a no dejarse vencer por prejuicios y temores.

Expresa reflexiva la mujer que hizo realidad sus sueños dando clases de baile folklórico, natación e inglés para obtener los recursos económicos que la carrera le exigía, y solicitando préstamos diversos.

 -A veces el temor de los padres los lleva a oponerse a lo que los hijos quieren, pero si la vocación es auténtica, estos miedos no deben paralizar a nadie en la búsqueda de la realización personal, asevera.

Ella por ejemplo, supo enfrentar el temor de su familia cuando les informó de sus planes de altos vuelos. Ignoró palabras de desaliento cuando decidió estudiar lo que anhelaba desde niña, pues muy seguido escuchó frases como: ¡Es muy difícil! No vas a poder, estás loca…!       
Y ahora, cuando se siente plena, realizada y en posición de motivar a otras mujeres a llegar a sus metas, exclama con una sonrisa de satisfacción:

¡Sí! Fue difícil pero no imposible. Si pude, y estoy tan equilibrada que cuando estoy en tierra disfruto mucho el guisar comida mexicana, hacer postres, adoptar gatos sin dueño, participo en campañas de reforestación y de salud femenina. Me gusta leer, ver documentales y biografía de personajes ilustres, y me encantan las series y películas de ciencia ficción.

No me gusta-aclara- que me falten al respeto por el hecho de ser mujer, y cuando esto ocurre pongo a quien lo hizo en su lugar, sin llegar a la ofensa. Sin embargo he visto que entre mujeres se dan también actitudes machistas, pero afortunadamente son menos.

Genoveva Leipold De la Lanza, dice admirar a la primera mujer mexicana en obtener la licencia de comandante aérea: Capitán Bertha Zerón Nava, quien le exigió no dejar nada al azar cuando ella se preparaba para ingresar a Aeroméxico vía concurso. Tras afirmar esto, responde a la pregunta:

¿Eres feminista?
Lo soy siempre y cuando vea que la dignidad de una mujer es atropellada. No me gusta ni tolero el agravio en contra de la mujer, solo porque se nos considere menos.

Opina: A través de la historia la mujer ha demostrado su valor como ser humano y su inteligencia, pero aún hay mentes que se niegan a reconocerlo.

¿Cómo ves al hombre del Siglo XXI?

Lo veo a los ojos. Ni lo veo para arriba ni para abajo, sino a mí misma altura. Creo sinceramente que mujer y hombre nacimos para ser complemento, para apoyarnos, alentarnos y juntos salir adelante

Ama de casa, la profesión más difícil
.
Aunque todas las profesiones son hermosas y dan enorme satisfacción a quien las elige correctamente, creo que la profesión más difícil y la de mayor trascendencia hoy en día es la de ama de casa, pero desafortunadamente es la menos reconocida, la menos valorada.

¿Tu reto hoy?

Genoveva Leipold De la Lanza, quien es miembro del Colegio de Pilotos Aviadores de México, responde:

Como mujer, como ser humano tengo varias facetas y en consecuencias varios retos. Uno es visitar la India, el otro es iniciar mi capacitación a principios de 2014 para viajar a Europa y Asia, y otro es volar cada vez más alto y más lejos.

Genoveva Leipold, es una mujer de tierra y la ama; es de cielo y la maravilla, y es de agua porque reconoce el valor de este elemento en la vida del hombre, en la vida animal y en la naturaleza misma.  



De parte del Colegio de Pilotos de México, agrupación de la que es miembro, esta mujer de nervios de acero que además gusta de la natación como forma de relajación, ha tomado cursos de sobrevivencia en situaciones de riesgo extremo: nieve, fuego, agua y en la inmensidad del desierto. 






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